Y no quiero que se me malinterprete, pues no estoy descargando culpas ni diciendo eso de: "mire usted señor juez, que soy inocente" porque fui yo el que desvalijó los estantes de la joyería, el que sustrajo varias carteras o pegó tirones a los bolsos, pero como ya se imaginaran no lo hice ni por mero placer ni porque en mi alma abunde la maldad más ruin. Si cometí esos delitos fue porque tenía hambre, hambre de heroína, hambre de otro pinchacito en mi vena menos sucia que despegara mi cuerpo del suelo alejándole de la miseria y la memoria. Cumpliendo órdenes como un autómata no era yo consciente de mis actos, me dominaba una necesidad que había ascendido hasta convertirse en dueña y señora, con el mismo poder sobre el ánimo que el llanto lastimoso de un bebé que no tiene que comer. Escoger entre comportarme bien o mal no estaba en mis manos, sino en mi sangre, y ésta pedía caballo. Sólo caballo.
Pero no, no os apiadéis del yonki todavía, que no es más que un triste reptil que perdió el mando de su barco tras un intenso motín, apiadaros, si queréis, de ese pobre niño sensible y asustado que vio cómo su padre se moría para que no lo hiciera él. Quizás en su incapacidad para soportar una culpa tan basta se encuentren las respuestas. A partir de ese momento lo venidero rodará ladera abajo con una velocidad imparable, los hechos acompasados por la mala suerte se sucederán en un orden lógico y dramático que me convertirán en esa cucaracha de la que les hablaba. Un Edipo del siglo XXI que en vez de vaciarse los ojos se vació el alma.
Ahora, después de desengancharme, después de que un profesional decidiese escucharme y convertirse en mi amigo, después de muchos años con la reflexión como único entretenimiento sé que no fui ni más cruel, ni más débil, ni más estúpido que cualquier otro, sino que detrás de cada acto, de cada paso que damos ha habido una serie de movimientos previos que los explican, que los justifican incluso, y que sin tenerlos en cuenta jamás entenderemos la complicada ecuación que somos cada uno. Condenarnos moralmente por una reacción concreta no sólo es contraproducente sino erróneo, porque lo que hay que hacer es sentarse frente a un espejo y, mirándose a los ojos, echar vuelta atrás, desandar lo caminado para encontrar el momento justo en el que equivocamos el camino así como las causas que nos llevaron a hacerlo. Con esto conseguiremos además de comprendernos y perdonarnos no volver a repetirlo que es, al fin y al cabo de lo que se trata.
En este punto me encuentro ahora. Utilizando este espacio como el espejo. A vosotros como testigos.
Muchas gracias por vuestras palabras.
At 14 de febrero de 2008, 18:31,
Justo.
Ninguno sabemos dónde estaríamos ahora de haber nacido en otro sitio y en otras circunstancias. Sólo por eso, tan fácil de entender, deberíamos dejarnos de juicios gratuítos hacia los demás...
Ni condescendencias ni piedades, no somos quien, nadie lo es. Sólo entendimiento y comprensión. Sobre todo comprensión, porque podríamos ser cualquiera de nosotros sólo con que mañana el destino se levantase juguetón...
At 14 de febrero de 2008, 19:53, Abel Granda
Querido amigo David, me ha impresionado mucho lo que nos ha contado; creo que su hermano y el profesional que se hizo su amigo, conocían algo que quizás, ni siquiera Ud. era consciente de poseer, la fuerza y la capacidad de Lázaro para levantarse y andar. No es un camino de rosas lo que le espera, porque no lo es para nadie, pero Ud. ya ha conocido el infierno, así que a partir de ahora, le toca buscar su cachito de cielo. Habrá quien desconfíe, quien quiera pensar que nunca será Ud. fiable del todo (por si una recaída), y tendrá que contar con ello sin cabrearse, ni juzgar como ellos. Ud. a lo suyo, que es recuperar el tiempo perdido, porque lamentablemente, en las cárceles, es lo que que queda preso para siempre. Le doy la bienvenida al mundo de los gusanos, que como las cucarachas forman parte del mundo, perro tienen una ventaja sobre ellas, que si consiguen desarrollarse, llegarán a mariposas, y podrán ver desde el aire una perspectiva nueva, que sin ser la ostia, es mejor que las cañerias. Permítame inclinarme respetuoso ante el comienzo de su metamorfosis.
At 14 de febrero de 2008, 20:38, Pedro Jorge
Me permito informarle que la srcción Insectos y Musarañas de la COOPI (Confederación de Organismos Otorgadores del Perdón) está de vacaciones. Asimismo, le recordamos que nuestros horarios son de 9 a 1 y de 5 a 7 de lunes a jueves y los viernes de 10 a 2.
Tenga usted la amabilidad de regresar a formular su petición (o en su caso, a presentar su inconformidad o su incidencia) en otro momento.
El Espejo
;)
At 15 de febrero de 2008, 10:58, Fibonacci States
Hola Zabala... Así que tu eres un engañaó por el caballo eh?
¡Pues vaya putada!... Aunque si miras bien, fíjate todo lo que nos puedes contar desde el otro lado.
¿Lado, que otro lado? ¿Quien está está a un lado o a otro?
Sr. Cucaracho la mona esta le dice, que usted puede entrar y salir del espejo, que usted puede querer que yo sea testigo simplemente. Pero es que la mona esta no quiere ser solo eso de "testigo". Pareciera como si me contara su vida desde fuera.
Cuando lleves más post, verás que aquí no hay testigos de nada, aquí nos relacionamos y acabamos queriendo mucho a nuestro contertulios blogueros.
Besos nen...
At 15 de febrero de 2008, 11:13, Mormo
Bueno, pues ahora que ya has averiguado lo que querías saber de ti, un consejo: olvídalo todo y mira para delante, pronto descubrirás que es fácil volver a empezar y no equivocar el camino. Los delitos prescriben en los juzgados y se borra el expediente cuando pasan los años. Lo que no se olvida es la soledad y el agobio. En mi caso, de Meco (como tú) y Villanubla. Con el tiempo se supera, pero no se olvida. No te conviertas en uno de esos que van de víctimas porque han pecado. Sé tu mismo, ten las cosas claras, no ocultes tu pasado, pero sobre todo, no lo explotes ni lo conviertas en tu carta de presentación. Sé que no existen fórmulas magistrales, pero ésa a mí me ha funcionado.
Muchas gracias a ti por las tuyas.
Qué cierto es lo que dices de que cada uno somos una complicada ecuación. Y sí, es necesario lograr desentrañarla, echando la vista atrás lo necesario como para encontrar ese preciso momento del que hablas.
Me gusta lo que expresas y cómo lo expresas. Con tu permiso, volveré.
Un beso :)